¿Qué es la perspectiva de género en arquitectura?

En base a Tesis fin de Master
Arquitectas y su contribución a la disciplina: Lina Bo Bardi y Pascuala Campos” (Copyright).

Para comenzar e iniciar nuestro blog, hemos decidido empezar explicando qué es la perspectiva de género en arquitectura. Para que no exista una incorrecta interpretación de lo que esta perspectiva pretende. A modo de introducción destacar que dicha perspectiva pretende crear espacios teniendo en cuenta las diferencias, es decir, teniendo en cuenta que el espacio no es neutro y cada usuario tiene fortalezas y limitaciones, y por tanto el espacio ha de ser construido teniendo esto en cuenta.

En primer lugar, debemos analizar unos conceptos iniciales para que no causen equívocos en la explicación. Estableciendo un marco teórico previo de la problemática actual asociada a ‘los’ conceptos:

Problemática Asociada a Conceptos Orden Urbano

El principal problema que nos hemos encontrado a lo largo de la investigación realizada desde el 2018 y finalizada en 2019 en la Tesis final de Máster, ha sido la dicha problemática asociada a la incorrecta interpretación y definición de los conceptos, junto con las connotaciones peyorativas de los mismos. Por ello, creemos que es necesario explicarlos.

Sexo

Es una condición biológica.

Género

Es una atribución asignada a los sexos en la sociedad, donde cada uno de los «sexos» se les atribuye un espacio o expectativas para su «género».

Identidad de Género

Es la percepción que tiene cada uno sobre sí mismo en cuanto a su propio «género», pudiendo o no coincidir con su «sexo».

Feminismo

Movimiento político que se basa en la sonoridad femenina que lucha por la igualdad de las personas.

Perspectiva de Género

Crea una des-ligación de las estructuras asignadas a los «roles de género» («rol social asignado en función del género», María Novas (IV.3)), para crear ámbitos y espacios de inclyusión a todos los niveles.

Fernández Cruces, Ainoa (2019). «Arquitecturas y su contribución a la disciplina: Lina Bo Bardi y Pascuala Campos». Dissertaçao Teórica, Escola Superior Gallaecia, Vila Nova de Cerveira.

Novas, M. (2014). «Arquitectura y género. Una reflexión teórica» (Trabajo fin de máster). Instituto Universitarios de Estudios Feministas y de Género Facultad de Ciencias Humanas y Sociales. Universitat Jaume I.

No se pretende extremar posiciones, por el contrario, se procura destacar la importancia de encontrar un equilibrio, de regular, clarificar y definir una nueva posición equitativa, para la producción de un conocimiento completo y una sociedad que tenga en cuenta ambas perspectivas.

Concepto Binomio Sexo/Género

Creemos necesario definir el significado de ‘sexo’ y ‘género’, debiendose exponer la diferencia, ya que no son sinónimos, pese a existir una tendencia a determinarlos como tal. Como explica Zaida Muxí en la conversación con Méndez (2016), “…el sexo se refiere a una característica biológica, anatómico-filosófica que en el caso del sexo femenino podemos identificar con la capacidad de albergar vida”, y ‘género’, son “…los roles que se le han otorgado a cada uno de los sexos en las relaciones que desarrollan entre ellos y con su entorno. Este concepto de género…responde a un determinado desarrollo social-cultural, ideológico y a un sistema de valores” (Méndez 2016:72).

Por otro lado, según Osborne y Molina Petit:

El concepto género…se refiere a la operación y el resultado de asignar una serie de características, expectativas y espacios-tanto físicos como simbólicos-al macho y a la hembra humanos de modo que quedan definidos como «hombres» y «mujeres». Estas características y espacios que van a definir lo femenino frente a lo masculino varían de una sociedad a otra, aunque tienen en común la relación jerárquica que se establece entre uno y otro término primando siempre los varones y espacios de lo masculino” (2008:147–48)

– OSBORNE Y MOLINA PETIT

Es decir, el ‘sexo’ es una condición biológica y el ‘género’ es una atribución asignada a los sexos en la sociedad, donde a cada uno de los ‘sexos’ se les atribuye un espacio o expectativas determinadas para su ‘género’. En base a lo expuesto, cabe definir que la identidad de género es la percepción que tiene cada uno sobre sí mismo en cuanto a su propio género, pudiendo o no coincidir con su sexo. Por lo que se puede decir, que el ‘sexo’ es una condición y el ‘género’ es una imposición. Cabe destacar que “Los estudios de género han sido emparentados con la Teoría Queer, pues ambos discuten las identidades,…reformulando nuevos procesos de identificación y de diferenciación” (Hernández and Soto 2009:47). En base a la reformulación de nuevos procesos, la Teoría Queer “revalora las cuestiones de género, las identidades y las sexualidades en un marco de agudeza crítica con la finalidad de desestabilizar no sólo al sistema, sino también a la academia…” (Hernández and Soto 2009:56).

Teniendo en cuenta las definiciones de ‘sexo’, ‘género’ e ‘identidad de género’, cabe destacar que los roles asignados a los ‘sexos’, dependen de cada cultura, ya que difieren las reglas y estructuras que se debe seguir dependiendo de su ‘género’. En la gran mayoría de las sociedades los roles asignados son definidos por aquellos que ‘tienen el poder’, en este caso por la estructura paternalista, es decir por el varón. Pese a existir sociedades que siguen la estructura matriarcal, en el que el poder es ejercido por la mujer (Espegel Alonso 2016).

Teniendo en cuenta la definición de la RAE, el matriarcado, es la “Organización social, tradicionalmente atribuida a algunos pueblos primitivos, en el que el mando corresponde a las mujeres” (Real Academia Española 2017a), y el patriarcado, es la “Organización social primitiva en la que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje” (Real Academia Española 2017b).

María Novas explica que “El patriarcado es el sistema que organiza las relaciones de poder entre géneros: asigna una jerarquía implícita a los diferentes roles en función del sexo…” (2014:13–14). Se puede concluir de acuerdo con Cevedio, “…cómo la sociedad y el patriarcado producen valoraciones monológicas de género, dando mayor autoridad al género masculino sobre el femenino” (2003:24). La referida estructura paternalista causa jerarquizaciones a nivel espacial, “…asignando una jerarquía a los diferentes roles en función del sexo, categorizando lo femenino como alteridad respecto a lo masculino” (Novas 2014:14), distribuyendo el espacio en público/privado, que confinan a aquellos individuos de la sociedad a desempeñar un papel determinado a un espacio específico. Por lo que, la gran mayoría de la población no se encuentra representada, y por tanto sus necesidades no son tenidas en cuenta y no disfrutan de la misma calidad de derechos, creando espacios de exclusión.

Esta distinción y atribución de espacios en cuanto a los géneros, fue detectada por investigaciones como El segundo sexo (1949) de Simone de Beauvoir, que representa la obra más significativa e ineludible de la teoría feminista del siglo XX y un hito clave para el desarrollo de la teoría de género. La influencia de la investigación de Beauvoir ha ido en aumento hasta constituir uno de los pilares sobre los que se ha desarrollado la teoría feminista. Por otro lado, el libro Muerte y vida de grandes ciudades (1961), escrita por la urbanista Jane Jacobs, una de las pioneras en detectar las desigualdades en la proyección del espacio urbano, explica en su obra, como los espacios urbanos, las calles inseguras y la movilidad afectan más a las mujeres que a los hombres (Jacobs 2013; Novas 2014).

Según Mónica Cevedio:

…hablar de género o de problemas de género, no es sólo una cuestión de mujeres, ya que los hombres también tienen género… El género tiene relación con el espacio, el tiempo y el lugar. Los comportamientos de género, entonces, no son estáticos sino variables. Además de culturales. Por esto, en una sociedad clasista, la cultura dominante es la de la clase que detenta el poder, y dentro de ésta, la del género dominante…Las relaciones dentro-fuera, público-privado, son relaciones, por tanto, que evidencia el poder y la dominación de un género sobre otro” (2003:23–25).

– MÓNICA CEVEDIO

Los referidos roles, identificaban a las mujeres como ‘cuidadoras’ y relacionaban al género femenino con la vida privada, sin que dicho espacio les perteneciera, si no que el patriarcado les asignaba un espacio que sigue perteneciendo al varón. Por otro lado, al género masculino se les asignaba la parte pública y productiva, llevando esta situación a una diferenciación entre lo productivo y lo reproductivo. Debido a la condición de exclusión de muchas mujeres, el género femenino ‘desaparece’ de la vida pública, esta situación en algunos casos continúa aconteciendo en la actualidad pese a no estar tan marcada como ocurría históricamente (Espegel Alonso 2016; Muxí Martínez 2018; Novas 2014).

Según María Novas:

La construcción de género, al igual que la construcción de la raza o de la clase, se ha definido en función al sujeto absoluto de referencia, el que representa el canon occidental: blanco, burgués, heterosexual, sano y masculino. El canon es el sujeto central de la cultura, implica un proceso de selección y, en consecuencia, de exclusión (2014:14)

– MARÍA NOVAS

En base a la exclusión impuesta por el patriarcado sobre el género femenino y los grupos minoritarios no representados, surgieron movimientos que intentaron ‘dar voz’ a la ‘ocultación’. Desde la Antigüedad hasta la aparición de los primeros movimientos feministas, la construcción cultural de «hombre» y «mujer» ha implicado una división de los espacios y ámbitos respecto al sexo masculino y femenino, proyectando una sucesión de valores e ideologías causantes de una construcción cultural. Valores traducidos en una estructuración de los espacios público/privado, asignando el espacio público (producción y de trabajo) tradicionalmente al género masculino, y el privado (reproductivo y el hogar), tradicionalmente asignado al género femenino (Novas 2014). Basándose en lo expuesto se concluye que, el espacio no es neutro, por lo que obedece a una serie de necesidades individuales, las cuales se encuentran ‘compartidas’ en la ciudad.

En el libro La ciudad compartida. Conocimiento, efecto y uso (2008), Mª Ángeles Durán explica porque la arquitectura y el urbanismo ‘escapan’ de la neutralidad objetiva:

La arquitectura y el urbanismo están atravesados de la misma contradicción metodológica que las ciencias humanas y sociales… la ordenación o jerarquía de estos espacios únicamente puede hacerse si se conoce el modo en que se va a vivir dentro… El arquitecto no puede limitarse a los materiales y las formas. Cuando proyecta, subordina su obra a un sentido, incluso cuando no es consciente de ello. En todas las construcciones hay un sentido implícito, una idea generatriz a la que debe servir el espacio. Pero a veces impera el desconcierto y no se sabe para qué o a quién se debe servir, cuál es el orden moral que subyace en el diseño (2008:20).

– Mª ÁNGELES DURÁN

Concepto de Feminismo

Por otro lado, hay que definir que significa ‘feminismo’. Según Zaida Muxí, “El feminismo es una filosofía, un movimiento político por la igualdad de las personas, entre ellas la igualdad de género, … y el feminismo se basa en la sonoridad femenina” (Conversación con Méndez 2016:72).

Por ese motivo:

La arquitectura y el urbanismo están atravesados de la misma contradicción metodológica que las ciencias humanas y sociales… la ordenación o jerarquía de estos espacios únicamente puede hacerse si se conoce el modo en que se va a vivir dentro… El arquitecto no puede limitarse a los materiales y las formas. Cuando proyecta, La crítica feminista no fue ajena a esta realidad, y estableció la siguiente reflexión: si el espacio es un constructo que lleva implícito un sentido que, en un contexto patriarcal, establece roles y perpetúa desigualdades, esto significa que culturalmente, este mismo espacio es susceptible de ser alterado y resignificado (Novas 2014:37).

– MARÍA NOVAS

Es decir, la subdivisión de espacios y la asignación de los mismos según el género, fue reivindicado por las corrientes feministas. En un primer momento, autoras como Catherine Beecher, que fue una de las pioneras en reflexionar sobre dicha problemática, únicamente se centraron en el diseño de las mejoras del espacio privado. Por otro lado, partiendo de la idea citada por Zaida Muxí, en la que hace referencia a la medievalista Blanca Garí, establece y considera que Christine de Pizan, “…puede considerarse la primera escritora feminista, ya que desde los feminismos se construyen otros relatos, otras maneras de hacer a partir de una experiencia de género sexuada…” (Muxí Martínez 2018:54). Una postura que difiere de los valores establecidos desde el patriarcado y el machismo.

El pensamiento establecido por Blanca Garí, fortalece la idea de que las escrituras desde una perspectiva femenina, traen de nuevo otras formas de ver, otras formas de tratar el espacio y otras experiencias, que en arquitectura se podrían reflejar a la hora de proyectar y dar soluciones diferentes del espacio. Creando una diferenciación sobre una problemática de ‘jerarquización de espacios’ en la que el patriarcado asigna ‘roles de género’, y deja de lado a la minoría no representada en los estándares.

Con la segunda ola del feminismo, en los años 70 y la teorización del feminismo, la reflexión sobre la deconstrucción de la dicotomía espacio público/privado ya patente en las ideas de las feministas materialistas, tomó forma y fue un paso más allá con la idea de que: la mujer no es poseedora del espacio privado a pesar de que se le asigne, ya que también éste ha sido construido bajo una misma mirada patriarcal: la mujer no se apropia del espacio privado a pesar de que lo habita pues no la representa, sigue tratándose de un espacio «para estar al servicio de los demás y nunca en posición de sí misma (Novas 2014:39).

– MARÍA NOVAS

Pese a la permanencia de la estructura patriarcal, algunas mujeres consiguieron abrirse camino en la disciplina de arquitectura. Algunos de los trabajos a los que se dedicaban estaban limitadados por los roles sociales y profesionales. Trabajos como el dibujo y la copia de planos, “…una práctica esencial de la práctica arquitectónica victoriana…” (Muxí Martínez 2018:135), dichas prácticas “…de menor prestigio que se relacionaban con las cualidades consideradas naturales en las mujeres: la paciencia y la atención al detalle” (Muxí Martínez 2018:135), esto significa que eran prácticas que el género masculino consideraba que eran aptas para el género femenino. Como se ha referido anteriormente, las diferentes posibilidades, dependían del status social de cada mujer. La incorporación del género femenino, destacó en más de 360 grupos de mujeres organizadas en el Movimiento del Arts and Crafts, en Reino Unido, entre 1880 y 1914. Posteriormente la referida incorporación acontecerá en la Bauhaus, años más tarde (Muxí Martínez 2018).

Las contribuciones del género femenino se dan a conocer gracias a las investigaciones y detección de la problemática en el libro de De Beauvoir (1949) y Jacobs (2013, fecha primera edición 1961). A partir de la tercera ola feminista, muchas arquitectas tomaron relevo, concretamente la idea expuesta anteriormente se verá reflejada y reivindicada en las teorías y escritos de Pascuala Campos.

Consideraciones Finales

Basándose en los resultados obtenidos de los estudios de casos se determinan las consiguientes consideraciones finales:

  • La implementación de estas ‘nuevas’ dinámicas de actuación desde una perspectiva de género, son necesarias para crear propuestas arquitectónicas y urbanísticas de inclusión, en la que no existan jerarquizaciones de espacios entre los diferentes grupos integrantes de la sociedad, creando así una igualdad espacial y el disfrute de los mismos en los espacios construidos.
    • Ciudad compartida, segura y accesible a todos los grupos: mujeres, hombres, niñas, niños y personas de la tercera edad.
    • Recreación de espacios, sin exclusión y sin jerarquización.
    • Espacios flexibles de formas no estereotipadas en cuestiones de género.
    • Adaptación de la ciudad a las necesidades de sus habitantes, sin exclusión de grupos históricamente olvidados-propuestas donde ‘tener en cuenta’ a la hora de proyectar sea fundamental del proyecto.
  • Estudiar las formas de intervenir de las mujeres arquitectas es necesario para conocer la ‘otra perspectiva’ sobre cómo percibir, proyectar y dar solución a las formas de intervenir en los espacios.
Integración y Colaboración

Dinámicas de Inclusión

Las dinámicas de inclusión fueron detectadas por las corrientes feministas, pero no son aplicadas en exclusiva por el género femenino. Dichas dinámicas crean una percepción diferente de los espacios, ya que históricamente no se encontraban representadas. Partiendo del pensamiento establecido por Blanca Garí, que fortalece la idea de que los postulados teóricos desde una perspectiva femenina, traen nuevas formas de ver, otras formas de tratar el espacio y otras experiencias, que en arquitectura se podrían reflejar a la hora de proyectar y dar soluciones diferentes del espacio. Creando una diferenciación sobre una problemática de ‘jerarquización de espacios’ en la que el patriarcado asigna ‘roles de género’, y deja de lado a la minoría no representada en los estándares. Pese a ello, los arquitectos no son menos importantes, pero para el caso de estudio en cuestión, era necesario establecer el correlato a través de la visión y la percepción de las mujeres arquitectas a la hora de proyectar y percibir los espacios.

Muchas han sido, y son, las arquitectas que han puesto en cuestión la grave carencia de la sociedad respecto a una implementación de la perspectiva de género (‘el tener en cuenta’), y la falta de un reconocimiento justo de la perspectiva femenina en los ámbitos de arquitectura. Las investigadoras y arquitectas a través de sus obras, teorías, enseñanzas, entre otras; pretenden avanzar hacia una sociedad más justa y un conocimiento completo, teniendo en cuenta la historia ‘oficial’ y la historia olvidada, desde una implementación de la perspectiva de género, en la que no solo se crean un urbanismo-arquitectura sin exclusión, si no la integración de los principios de una arquitectura social. Ya que tanto la arquitectura, como el urbanismo, crean espacios para el disfrute de todos y por ello, deben responder a la necesidad de los diferentes usuarios, sin distinción entre sexo o edad. Creando una relación entre urbanismo-arquitectura-perspectiva de género, una visión de inclusión de todos los integrantes de la sociedad.

Referencias bibliográficas

Fernández Cruces, Ainoa (2019). «Arquitecturas y su contribución a la disciplina: Lina Bo Bardi y Pascuala Campos». Dissertaçao Teórica, Escola Superior Gallaecia, Vila Nova de Cerveira.

Novas, M. (2014). «Arquitectura y género. Una reflexión teórica» (Trabajo fin de máster). Instituto Universitarios de Estudios Feministas y de Género Facultad de Ciencias Humanas y Sociales. Universitat Jaume I.

Cevedio, Mónica. 2003. Arquitectura y Género: Espacio Público-Espacio Privado. Barcelona: Icaria Editorial.

De Beauvoir, Simone. 1949. El segundo sexo. Vol. Tomo I. Los hechos y los mitos. Buenos Aires: Siglo Veinte.

Durán, María Ángeles. 2008. La ciudad compartida: conocimiento, afecto y uso. [2. ed.], versión rev. para su publicación en América Latina. Providencia, Santiago de Chile: Ed. SUR.

Espegel Alonso, Carmen. 2016. Heroínas Del Espacio: Mujeres Arquitectos En El Movimiento Moderno. 3a ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: diseño.

Fernández Cruces, Ainoa, 2019. Arquitectas y su contribución a la disciplina: Lina Bo Bardi y Pascuala Campos (Copyright).

Hernández, Carlos Fonseca, and María Luisa Quintero Soto. 2009. ‘La Teoría Queer: la de-construcción de las sexualidades periféricas’. Sociológica 24(69):43–60.

Jacobs, Jane. 2013. Muerte y vida de las grandes ciudades. Madrid: Capitán Swing Libros.

Méndez, Alexis C. 2016. ‘Género y arquitectura. Una perspectiva desde lo conceptual. Conversando con Zaida Muxí’. Arquitectura y Urbanismo XXXVII(1).

Muxí Martínez, Zaida. 2018. Mujeres, casas y ciudades. Más allá del umbral. Barcelona: dpr-barcelona.

Novas, María. 2014. ‘Arquitectura y género. Una reflexión teórica’. Trabajo fin de máster, Instituto Universitario de Estudios Feministas y de Género Facultad de Ciencias Humanas y Sociales Universitat Jaume I.

Osborne, Raquel, and Cristina Molina Petit. 2008. ‘La Evolución Del Concepto de Género: Selección de Textos de S de Beauvoir, K Millet, G Rubin y J Butler’. Empiria: Revista de Metodología de Ciencias Sociales, 147–82.

Real Academia Española. 2017a. ‘Matriarcado’. Real Academia Española.

Real Academia Española. 2017b. ‘Patriarcado’. Real Academia Española.

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